Una de las peculiaridades de la globalización es la creación de nuevas necesidades y espectativas en los rincones mas escondidos del mundo. La televisión hace estragos en Africa con las imágenes de la falsa modernidad, el lujo y los paraísos terrenales. Hasta el punto de que he visto en las paredes de las nyumbas posters con las casas americanas de Falcon Crest, de Holliwood, o las de Miami, que tanto da. No es para menos, la television nos engaña como a chinos y nos pone la piscina climatizada en el salon de nuestra casa, pero tanbien en la choza del que no tiene agua ni para lavarse los dientes.
En Africa están pasando de la nyumba de barro y paja al chalé de ocho habitaciones… eso, sí, sin cocina y sin cuarto de baño. Y es muy habitual ver un pequeño poblado de chozas y al lado un chalét en construcción. Es , parte del sueño americano…
Para levantar el edificio hacen falta ladrillos, muchos ladrillos, porque hasta los armarios empotrados los hacen con ladrillo macizo.
En esta zona de Africa, no hay piedra útil para la construcción ya que las rocas son de origen volcánico, y aparte de ser durísimas se rompen de forma irregular. En la zona de Tororo, si hay montañas rocosas pero ocurre lo mismo, son rocas buenas para las cementeras, como ocurre en los cerros volcánicos de La Miñosa, en la parte de Atienza, pero no para la edificación.
Los ladrillos se fabrican in situ, junto al edificio nuevo. Se hacen igual que se hacían los adobes en nuestra tierra: Como la tierra es arcillosa y lleva arena volcánica se amasa con algo de paja y se mete en un molde. Se deja que sequen lentamente a la sombra, tapados con paja y plásticos y cuando hay suficientes se prepara un horno artesanal y se cuezen los ladrillos. Si la hornada sale bien están listos para la construcción, pero lo normal es que algunos se quemen y otros no lleguen a la temperatura adecuada pero eso no importa mucho: en Africa vale casi todo. El horno se hace con los propios ladrillos, se parte del suelo y se van poniendo en forma de bóveda , de tal forma que el calor pase facilmente entre ellos.
Para que el calor no se disipe, una vez formado el horno , se recubre con barro, el mismo material con el que se han hecho los ladrillos, y se cierra dejando unas pequeñas chimeneas en lo alto para que respire el fuego que durante un par de días alimentan con paja, zarzas y leña menuda.
En las afueras de Kampala, en la carretera de Kenia, hay un gran complejo , de varias hectáreas, donde trabajan cientos de artesanos amasando el barro y haciendo ladrillos artesanales, a tanto la pieza.
Es un espectáculo ver a los alfareros trajinando de un sitio para otro cargados con el barro y con los ladrillos, en pozas donde amasan el barro que extraen de las paredes de la misma.
Como me llamó la atención el asunto, me estuve fijando y vi una fábrica de ladrillos, ya industrializada, en la entrada de Kampala, con lo cual di por sentenciado que a los alfareros artesanales del brick les quedan cuatro días para pasar a los archivos de las prácticas tradicionales, tal como pasó en nuestra querida tierra con los adobes, después de una tradición de siglos, por cierto traída por los árabes en sus excursiones expansoras.