Es dificil explicar como es esta ciudad, tan populosa y tan llena de vida.
Aunque ya he estado varias veces reconozco que es una de las ciudades en las que todavia no he pillado la orientacion, es decir, al cabo de media hora de coche ya no sabes por donde vas. Y es que Kampala es una cuidad verdaderamente grande y su ubicacion ocupa varias montanas y los valles proximos.
Las calles pricipales dicurren por las laderas de las montanas, ya que por el centro de los valles hay arroyos asquerosos. Las calles que ascienden por las laderas son verdaderos barrancos y solo los conductores de los mataus se atreven con ellas. Como no hay vertido, este sale libremente de las casas y es una gozada para los patos domesticos, que son abundantes y viven en el lodazal a sus anchas.
Ayer, cuando vinimos desde Busia, al llegar a la proximidad de la ciudad el trafico era ya lento, y luego con paradas, y mas adelante con verdaderos atascos. Cruzar algunas zonas de la cuidad, lleva su tiempo.
Nos acercamos hasta donde salen los autobuses para Lusaka para ver los horarios y precios, y no hay mucho para escoger, salen cada dos dias y hay una linea directa a Lusaka que vale unos 90 euros persona.
No vamos a ir por Dar es Salam, sino directamente, es decir, a Lusaka. Acompanamos a Sylvia en su viaje a Sudafrica, y en la vuelta iemos a Dar es Salam, ( Tanzania).
Ayer comento Jescar que en Zambia los autobuses no circulan por la noch. Aprovecharemos para descansar en hoteles del camino. A a mi me parece bien porque asi disfrutas del viaje plenamente y no te pierdes nada del camino.
Despues hicimos una gran vuelta por la ciudad y visitamos la zona del mercado y de los talleres, ya que una de las mujeres de Kasule trabaja alli, y el le habia comprado carne y unos zapatos para uno de sus hijos en el camino.
Me dijeron que esta zona de Kampaka, llamada Owino Market, es una de las peligrosas por los ladrones que abundan y que si me dejaban solo por alli, en menos de dos minutos me hubieran dejado sin calzonzillos. La mayor parte de las tiendas, talleres, ya que trabajan y venden las mercancias in situ, se dedican al aluminio y sus derivados: utensillos para la casa, cacerolas, pucheros y cocinas de carbon. Vi unas muy ingeniosas, que fabrican con el casco de una botella de butano, de las medianas, cortandole la parte superior. En el centro sueldan una rejilla para el carbon y en el lateral hacen una entrada para el aire. Hay una calle en la que todas las tiendas, que son contenedores maritimos, son de repuestos de automoci’on, especializadas en un prodcto, asi vi una de rodamientos, de motores electricos, de cajas de direcci’on , de baterias, etc.
No pude hacer fotos porque me dijeron que si sacaba la camara me quedaba sin ella… Y como no vi ningun blanco por alli, hice caso riguroso.