Me gusta Nairobi, porque su clima me recuerda a las primaveras de Madrid.
Por las mañanas hace fresquito, durante el día calienta el sol, y al atardecer vuelve a refrescar. Pero lo del sol es engañoso, porque con un rato que te descuides , te pones como un tomate, y es que Nairobi esta a 2.000 metros de altitud, y ya sabemos lo que pasa cuando subes…, es como estar en el Pirineo.
Cuando paseas por la Avda . Kenyatta, la mas in, de la city, ves a los nairobitas, creo que se les llamará así, sentados en los portales, con camiseta blanca de tirantes y gafas de sol, made in China, y no sabes si duermen, si te miran al bolso, a la cámara de fotos o que demonios pensarán. Pero como Jescar me tiene advertido que Nairobi es lo peor de lo peor, dice que una de las ciudades mas peligrosas del mundo, ando un poco acojonado, pero no parece peor que Budapest, donde me metieron el timo de las estanpitas, lo de los billetes de 10 por billetes de cien…, o Barcelona, o Florencia, donde te trincan el bolso sin bajarse de la moto.
Los barrios son cosa aparte, paracen Moratalaz, en los años cincuenta y poco, cuando el tío Nicasio tenía las ovejas y las vacas, donde ahora pasa la M-30, con la diferencia que las tablas y chapas están tapadas con plásticos grises, antes blancos y negros, de las bolsas grandes de basura ,y en realidad todo parece un gran basurero.
La carretera desde Arusha en Tanzania, hasta Nairobi en Kenia está en obras y se nos fue en el trayecto más tiempo de lo previsto, vamos que echamos el día completo desde las seis y media de la mañana hasta las diez de la noche. Cruzamos parte del Massai Mara, la tierra de los Massais y desde la carretera se ven sus chozas redondas y las manyattas donde meten sus rebaños de vacas y cabras que son muy numerosas.
Cerca de la carretera vimos algunas avestruzes, con plumaje blanco y negro y bastantes antílopes que comían tranquilamente. Entre Tanzania y Kenia , junto a esta carretera esta el Kilimanjaro, con su cima blanca, pero no lo vimos bien, porque estaba tapado por las nubes. En sus laderas hay poblados muy bonitos, y los valles estan llenos de cocoteros y mangos.
Más hacia Kenia va cambiando el paisaje, a medida que se va ganando altura y la sabana se convierte en estepa con abundantes espinos y acacias. Están haciendo una carretera nueva, asfaltada, la actual es de tierra, y el polvo es insoportable. Otra vez dentro del autobús con el pañuelico de mascarilla, que parece una tonteria pero hace su función de filtro y se nota si te lo quitas.
Hemos comido con Reegan, el hijo mayor de Jescar, como dice ella, aunque en realidad es el tercero, pero, cosas de Africa, como las mujeres no cuentan…, que termina, en el Colegio donde estudia, el próximo mes. Se ha alegrado mucho de la visita, nos ha enseñado el colegio y luego hemos salido.
Mañana vamos al mercado, que según comenta Jescar, es el más importante de Africa del Este, por su cantidad, variedad y por sus buenos precios.
Ya os contaré,.. que ésto se acaba.
Me dice Bárbara que llega otra ola de frio polar, asi que aprovecharé a cargar las baterías para cuando llegue.
Besicos.