Me gustaría poder transmitir, a través de unas líneas,sabiendo además que es la última entrada que escribo desde Busia, el ambiente que se respira en las calles de esta pobalación ugandesa. Porque creo que, en lo que mas se diferencia esta parte de Africa, de nuestras ciudades, es, no solamente en el ambiente, sino en los olores, en la luz, en el polvo de la calle, en los cientos de niños en la puerta de las nyumbas.
El olor a basura quemada es uno de los ingredientes principales, porque a primera hora de la mañana, los niños
barren la puerta de las casas y como no hay recogida de basuras queman los pocos desperdicios que el día anterior han dejado las cabras, las vacas,los pavos , los patos, las gallinas con sus polluelos y el sol abrasador que recicla todo lo que tiran. En Busia no hay gatos, y pocos perros. Me han dicho que no hay gatos porque si un gato se le cruza a un muslim y le bufa, el muslim esta perdido…, y lo mismo le ocurre si una lechuza se mete en su casa.
Como hay muchos musulmanes, !cualquiera tiene gatos!.
Pero ese olor a la basura quemada, se mezcla con el olor de las cocinas en la puerta de las casas, a la cebolla frita y las sambusas calientes con el chapati recien hecho. Y a la vez, aquí, donde escribo, el ruido de las decenas de bora-bora que reparan sus bicicletas. Todos son mecánicos y las bicis se reparan en la calle, en la puerta de las tiendas de repuestos, que están aquí mismo.
Para hacer un buen matoke, otra de las bases alimenticias de la población, hay que comprar primero una buena piña de plátanos verdes. Se compra entera y hay para quince o veinte días. Cuesta entre tres y cuatro euros al cambio y puede pesar unos 25 kilos. El matoke es una variedad del plátano y se consume verde. Hay que pelarlo y cocinarlo. Para pelarlo es bueno frotarse las manos con aceite, para que no se pongan negras, ya que suelta una lechecilla que ennegrece la piel. La piel se quita bien a cuchillo, ya que que no se desprende sóla como cuando están maduros, y se cortan por la mitad. Para preparar una buena olla hay que pelar tres o cuatro kilos.
En la base de la olla donde se van a cocer se ponen unos trozos de la rama de la piña, para que entre agua y los platanos pelados se envuelven con grandes hojas de plátano que se compran aparte. Se hace una bola con las hojas y se pone a hervir en agua en una olla. Hay que vigilar que no se acabe el agua, por lo que hay que ir añadiendo de vez en cuando.
El plátano va sudando poco a poco, como en un baño maría, y las hojas van atrapando la acidez que tiene.
El resultado es un puré de plátano verde que tiene un sabor parecido a nuestro puré de patatas con mantequilla pero mucho mas rico porque tiene los sabores del trópico africano, y para mi el recuerdo de la primera vez que lo comí con la mano, en una boda…